Manual de Seguridad Vial
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8.4 Asegurar la puesta en práctica

Los factores humanos no se tienen en cuenta tanto como se debería en la mayoría de las carreteras del mundo, incluyendo las de los países con ingresos altos. En los años 60 y 70, se realizaron importantes investigaciones en profundidad sobre los accidentes, que consideraban el comportamiento humano como el principal factor causante de la mayoría de ellos. Más recientemente, se ha sabido que muchos de los errores en la conducción se deben tanto a las deficiencias del sistema viario como a los fallos del conductor (incluso en los accidentes causados por una insuficiente distancia de visibilidad, por mala iluminación o por pavimentos con un rozamiento transversal inferior a lo esperado por el conductor), situaciones que son muy similares a las cuestiones abordadas en los tres requisitos de la guía HFPSP de PIARC presentados en el apartado 8.1.

Por lo tanto, es posible que los pPAIs acumulen un gran número de deficiencias en su red que deberían tratarse para asegurar que los factores humanos sean correctamente considerados (y probablemente ocurra lo mismo en los PBMIs). Sin embargo, no es posible hacer que el sistema viario cumpla los estándares a menos que las herramientas básicas de diseño de las carreteras consideren estas cuestiones, lo que, según un reciente estudio de PIARC (2012b), llevará tiempo.

Un grupo experto en factores humanos revisó las normas de diseño de nueve PAIs y PBMIs y comparó, de manera sistemática, las recomendaciones y los procedimientos recogidos en cada norma con los requisitos específicos sobre los factores humanos que emanan de los tres requisitos de la guía HFPSP de PIARC (apartado 8.1). El primer requisito (proporcionar al conductor suficiente tiempo de reacción) fue el más tenido en cuenta (49 % de los casos); el segundo requisito (asegurar un campo visual seguro) fue el menos considerado (solo en el 9 % de los casos), y el tercer requisito (satisfacer las expectativas de los usuarios) se tenía en cuenta en el 34 % de los casos.

Por todo ello, puede concluirse que todavía queda mucho por hacer para conseguir que las normas de diseño mundiales consideren adecuadamente los factores humanos y para lograr que los proyectistas y responsables se sumen a este cambio

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